Aquí estamos ante uno de esos típicos productos de la acción cantonesa, años ochenta... Todo se orienta hacia una sóla cosa: la acción más suicida... La historia se diluye (y ya casi que nos interesa bien poco... una historia de triadas, sucecesiones, ambiciones, familias e hijos, llena de traidores, personajes despreciables, buenos sentimientos y cosas por el estilo...). Al final como casi siempre, nos quedan el movimiento de los cuerpos (que dirían los Cahiers jeje). Aquí la estrella es Frankie Chan, que dirige e interpreta, y a la espera de su aparición, nos regala unos momentos intensos con Kara Hui y Yukari Oshima. Mucha acción manual (coreografiada por un habitual de su cine, Fung Hak On), acción a motor (ahí tenemos a Bruce Law) y algún que otro disparo, para alguna que otra escena memorable...