Me da que esta película debe haber pasado un poco desapercibida, y sin embargo estamos ante uno de los grandes wuxias de la Shaw (esto tentando de decir el más grande). Kuei Chih-hung, que había dirigido unas cuantas entregas de The criminals, The teahouse o Big brother Cheng, entra en los ochenta realizando algo bien extraño: un wuxia policiaco con un toque social (que recuerda a esas películas citadas, con la figura de justiciero). De la primera parte del género se coge la ambientación, los combates, el héroe (aquí bien sombrío). De la segunda, la intriga, los propios policías, los ladrones, el robo. Todo ello produce una película singular, novedosa dentro del agotamiento del género que la Shaw había estrujado hasta sus últimas gotas, y con unas coreografías e interpretaciones que son puro lujo, empezando por la de Chen Kuan-tai, que hace el papel de su vida.
Algunos momentos deberían entrar en una antología del género. La pelea en el barro es realmente colosal, y el deslizamiento de la película de lo luminoso a la más absoluta de las oscuridades, la más absoluta de las miserias, es inolvidable.
Entre lo mejor sin duda de la productora hongkonesa. Y eso no es poco. Totalmente imprescindible. Una obra maestra.
Gracias a Stryker y a Reader por la traducción
.