Al fín... ¡al fín! Cine hongkonés del de verdad. Sin colorantes ni conservantes. Hemos tenido que esperar (de nuevo) a Johnnie To, hemos tenido que esperar (de nuevo) a Lawrence Lau, a la Milkyway, en fín, un poco a todo, para tener una película sucia, imprevisible, joder, viva. Que una película rodada para vídeo, que no se ha estrenado en cine, recupere ese espíritu perdido, bueno, no deja de ser una broma más. Si Tactital Unit: The code mostraba ya muchas cosas, muchos apuntes, pero se quedaba un poco ahí, suspendida en un punto indefinible, No way out va hasta el final.
El guión, para empezar es de un señor llamado Szeto Kam-Yuen... Y diréis ¿y ese quién es? Pues nada, digamos que el guionista de Expect the unexpected, The longest nite, Love battlefield, SPL, Dog bite dog o Exiled, ahí es nada. Las interpretaciones de lujo. No ya Simon Yam, que está tan extraordinario como siempre, sino Derek Tsang, uno de esos nuevos actores que realmente lo borda. Y luego los secundarios... ¡son creibles! Triadas como dios manda, las putas parecen putas, los policías policías, los transeuntes seres humanos... La película se lanza a la calle... Volvemos a las calles de Hong Kong, a su noche, a sus callejones, no a los lugares más bellos, sino los más justos. Esta es una película que callejea en el más puro estilo PTU. No se habla, se mueven. Las personas van de acá para allá, se pierden, se encuentran,... una delicia. Todo está bien. Lawrence Lau (que ya había trabajado para Johnnie To en Spacked out) le aporta un toque social, una cámara ligera, en movimiento contínuo...
En fín, cine, al fín cine hongkonés del de siempre, que nos devuelve al convencimiento de que no faltan medios, de que los tiempos no han cambiado... Es simplemente que hay que ser capaces de hacer este cine, un cine que parecía fácil, pero visto lo visto está tan sólo reservado a unos pocos...