Bueno, pues ya la he visto, y en fín, ahí estamos otra vez, haciendo agua por todos lados... En primer lugar, espero que le prohiban a Dennis Law volver a escribir un guión, porque si alguien sabe de qué va esta película, o encuentra algún momento coherente o mínimamente ensamblado, es para darle un premio a la percepción audiovisual jeje . Madre mía, que caos de guión, que sinsentido... Y luego, el montaje... En qué momento despidieron a todos los montadores del cine hongkonés lo desconozco, pero es que no hay manera... Esta se va casi a las dos horas y le sobra una, con algunas escenas de verdadero sonrojo y que no pintan nada, vamos, que las podía haber quitado sino fuera porque, me temo, el tío debe estar muy orgulloso de todo lo que rueda... y de su penoso guión... Y luego, los responsables de efectos especiales se han cubierto de gloria... hemos pasado del país con los mejores especialistas y coreógrafos de acción al país con los responsables de efectos especiales más patéticos del universo... encargados de reventarle el trabajo a aquellos... Porque si alguien me explica como una persona con dos dedos de frente es capaz de meter esos efectos con la sangre (algunos, muchos, totalmente innecesarios, porque son fácilmente conseguibles sin recurrir al ordenador), que venga dios y lo vea... Te suben hasta los calores de ver esos chorros de sangre... Qué espanto...
¿Y entonces?
Pues nada, después de todo, si uno ve la película y la asume como si fuera un montón de piezas inconexas sin mayor sentido, cierra los ojos cada vez que utilizan los efectos especiales y se toma los diálogos en plan comedia de situación, es decir, si nos quedamos con los actores (que entre tanto ridículo no lo hacen mal y salvan los trastos como pueden) y las coreografías, que están bastante bien, pues la película no es especialmente insportable, y como tiene bastante acción, pues nos entretenemos dándole unas buenas vacaciones a nuestras neuronas, y esperando, como siempre, a Johnnie To... Mi pobre cine hongkonés...