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Rebelión de campesinosComenzamos ya con una de las cuatro películas rodadas en 1964, el año más prolífico de todos y el que vio la entrada de Kazuo Ikehiro como un soplo de aire fresco en la dirección de la saga, introduciendo nuevos conceptos y varios toques de genialidad que no se habían encontrado en sus predecesoras.
Sinopsis: 18 aldeas de campesinos han reunido durante tres años los 1.000 ryo exigidos por el intendente como pago de impuestos. La comitiva que debe entregarlos es asaltada durante el trayecto y el tesoro cae en manos de unos bandidos. El pobre Zatoichi, que tan sólo pasaba por allí, se encuentra con que todos los aldeanos le culpan del robo. Para demostrar su inocencia y la de Chuji, un líder local, tendrá que recuperar hasta la última moneda perdida.
Entre los detalles más destacados y novedosos de esta sexta entrega está la curiosa escena de créditos en la que aparece el espadachín ciego librando tres combates sobre un fondo totalmente negro. Esas tres coreografías iniciales habrán dejado con la boca abierta a más de uno, y es que concentran los mejores y más elegantes movimientos de Shintaro Katsu con la espada hasta ese año.
No conforme con ese golpe de efecto, media hora después Ikehiro vuelve a dejarnos de piedra con la que facilmente podría ser la toma más bonita de toda la saga; cuando un río de farolillos irrumpe en la más absoluta negrura mientras cientos de samuráis ascienden por el camino de la montaña. Se trata de una idea brillante que además ofrece la posibilidad de hacer "trampas", ya que tengo la impresión de que hay bastantes más luces que extras.
Como personajes secundarios me parece destacable el de Chuji, que se convierte en el primero que sin desenvainar la espada crea alrededor de su figura un aura de tremendo respeto. Por supuesto la otra figura clave es Jushiro, la segunda piel de Tomisaburo Wakayama (hermano de Katsu) en la saga Zatoichi, que protagonizará el duelo más complicado al que el espadachín se ha tenido que enfrentar. Antes de ese momento tendremos un sabor de boca tan bueno que nos lo vamos a tomar como un regalo del director.
Zatoichi and the Chest of Gold tiene encanto, tiene un equilibrio perfecto entre historia y acción, e incluso se permite el lujo de crear un poco de misterio sobre el paradero del oro. Los que hayáis leído el comentario hasta aquí habréis visto que he escrito varias veces las palabras "más" y "mejor"... así que como conclusión me reafirmo en mi idea de que, como poco, ofrece
más y
mejor que las cinco entregas anteriores.